Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo

viernes, 2 de noviembre de 2012

Intransferible


Él me miró entonces como se mira a algo intransferible, 
me rozó la mano sin querer. 
Los pájaros comenzaron a bailar en mi estómago, 
a dar sacudidas, querían librarse del amor, 
ellos no son tan sensibles como las mariposas.
 Le miré entonces como se mira a algo a lo que se le tiene miedo. 
Ese momento al que se teme de noche, 
cuando hay demasiado tiempo para pensar,
 ese momento al cual se le coge miedo por el simple hecho de que es efímero, 
de que no se puede atrapar y vivir constantemente. 
«No creo que sea necesario esta vez repetir lo que ya sabemos desde hace tanto tiempo» me dijo, 
los pájaros en ese momento quisieron aletearle la cara, 
son mas listos que yo.
 Le seguí mirando mientras se aproximaba. 
Su cara estaba tan cerca que se difuminaba y cerre los ojos,
 porfín sus labios. 
Los pájaros se liberaron aquella noche, 
nosotros tambén.

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