Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo

miércoles, 24 de agosto de 2011

Cristina dice que quiere ir a Nueva York y ver el cielo desde el Empire State

Ella dice que quiere hacerlo, que quiere verlo todo desde el piso 100 e imaginar que vuela, pero no se da cuenta de que hay muchos que vivimos pegados al suelo y que nos cuesta despegar. Cristina no quiere entenderlo y yo tampoco quiero, yo lo que quiero es que se quede en el banco de aquella avenida secreta, que oigamos la canción “seaside” y nos dejemos la garganta, quiero que me expliques otra vez la diferencia que hay entre los pequeños barquitos que nos dan vueltas. Quiero pasar tiempo tan solo viendo como se pinta mal las uñas y reirme de ella cuando termina y las mira como si fueran una obra maestra. Quiero ir a su casa y ver programas de música por horas sin darnos cuenta del tiempo, quiero ir a la cocina para que no me deje ayudarla en nada, ella sabe que yo no se ni hacer roscas en el microondas. Quiero enfadarme con ella y que me llame cabezota y decirle que es que tengo razón. Quiero que fume con una traba del pelo, que me diga que su color favorito es el de la gasolina y que qué el mío sea el aqua marina no tiene nada de especial, que tan solo es una mezcla de verde y azul. Quiero que se me adelante y me robe el libro de casa de muñecas y que me pongan mil negativos, que nos saltemos la primera hora para ir a comer churros, quiero deberle más dinero, quiero que toda su ropa se quede en mi armario. Quiero comprar licor de banana y mezclarlo con la fanta de fresa que solo le gusta a ella. Quiero ver la cara de asco que pone cuando huele algo que tiene piña y que me diga que no se comer, quiero que me haga señas raras con la cara para que me limpie alguna mancha que tengo en el moflete. Quiero pasar frío por las mañanas esperando en la puerta del portal a que baje después de haberse pasado por los menos 10 minutos lavándose los dientes. Y ella sueña con ir a nueva york y yo no quiero que vaya porque soy una egoísta, me da igual lo que puedas ver allí, para que quieres Broadway si yo siempre escucharé como cantas la canción de los miserables, para que quieres ver la estatua de la libertad si podemos seguir viendo el Poseidón de la avenida cuando está llena de niebla… Después de nueva york es Boston y después quien sabe, si navidad, que le den a la navidad, no quiero que se vaya. Boston no tiene nada y me la roba y no quiero que se vaya… Cristina sueña con ir a Nueva York en una semana y un día.

jueves, 11 de agosto de 2011

Donde estarás esta noche, donde va a ser el fiestón











Le it be, le it be… como vida, le tit be… Mar odiaba el humo porque no la dejaba respirar libremente que era como a ella le gustaba respirar. Mar odiaba el humo, hasta hoy, hasta que lo vió volar en el aire y comprendió que no era cuestión de respirar libremente si no de ver la libertad fluir hacia el infinito. Siluetas de color blanco recreándose, subiendo y bajando, volando. Mar quiso volar pero diferentes leyes se lo prohibieron y desde entonces se consurela con notar la presión en los oídos en el despegue de los aviones. Por eso ahora ya no odia el humo, porque el humo vuela y ella no.

lunes, 8 de agosto de 2011

“Quizás seas tú, quizá el control, quizás el fruto de un reventón, quizás lo perro que me vuelvo por la noche, quizás sea yo, quizás el temor...





Le ame y en otras palabras de des- ame aún más de lo que se puede considerar que esta compensado. Fue como una ida y venida de sentimientos contrarios, una lavada de cerebro para poder llenarlo de nuevas opiniones que eclipsaran la suya, siempre tan presente. Fue un cúmulo de desperdicios que fui reciclando poco a poco, una caja por recuerdo, un recuerdo por caja, pero no pude salvarlos a todos porque las fuerzas me flaqueaban, así me despedí de los detalles y de muchas de sus sonrisas y miradas y poco a poco fui vaciando cajas para irlas rellenando con cosas que con el tiempo adquieren más valor. Desate remolinos de viento de donde no alcanzaba a haber más que una simple tormenta, te miré desde universos paralelos ya que desde este no me estaba permitido mirarte, cree mi propia constitución poniendo como primera ley la libertad que me tomaba al simplificar todo en nada. Arranque pasión de donde no quedaban más que restos, apunté en cada paso una fecha diferente hasta olvidar las verdaderamente importantes, cree distancias a base de fronteras que no sirvieron de nada, volé, salté, reí, lloré, le vi crecer de lejos y de cerca, me volví agua, agua para soportar recipientes, agua para soportar todo, agua como aquella canción. Agua, porque cuando uno quiere beber pero el agua no está cerca, cuando uno tiene sed y el agua no está cerca, no nos queda otra que buscarla, buscarla y rebuscarla, y allá lo tienes: la vida y sus insensateces. Estaba claro que no podíamos ser agua, pero puede que nos guste más tener los pies en la tierra.

jueves, 4 de agosto de 2011

En el que me apetece contarle un poquito de verdad




- Cuéntame que es entonces lo que te preocupa.
- Muchas cosas, ya te las he dicho todas.
- ¿Solo es eso?
- Te parece poco.
- Me parece que no es comprable.
- ¿Comparable con qué?
- Con la vida.
- Sí, vale, explícate.
- No te rías, es enserio, la vida, mírala, has vivido ya casi 18 años, no es comparable.
- Pero es que hay veces que me apetece escapar un poco de todo.
- Pues escapa.
- No puedo.
- Eso es porqué no quieres, es cuestión de estadística, tú mismo me estás reconociendo que no es comparable.
- Es que no entiendo a lo que te refieres.
- Mírate, míranos, el mundo y todo lo que te queda por descubrir. Deja de pensar en lo que te preocupa por un momento y mira tu alrededor, has avanzado mucho y sin apenas darte cuenta. Simplemente recuerda que las fronteras ya no son más que simples rayas pintadas en un papel, algún día, y hoy te lo prometo, escaparemos juntos.
- ¿A dónde?
- Lejos, allí donde no hayan más horizontes que te preocupen.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Tengo personalidad adictiva y tú eres mi sustancia preferida

No es tortura, para mí no es tortura hacer lo que estoy haciendo es un simple pasatiempo, como quien colecciona sellos, postales, besos, lo que sea. Torturas hay muchas, esperar a que las cosas pasen no es una de ellas, luchar por algo tampoco. Dice que me como mucho la cabeza, pero es que si no lo hiciera ¿que sentido tendría esto? No quiero obviar ni simplificar cuando no es necesario, hay minutos que son perfectos tal y como están y no precisan de fragmentaciones momentáneas. Hoy yo tampoco es que me entienda mucho, pero tampoco estaba buscando una respuesta, para comprender primero tenemos que desentendernos un poco y con desentender no me refiero a simplemente pensar que no pensamos nada, si no a meter la cabeza debajo de una ola y esperar a que esta pase de largo mientras notamos su impulso, a bailar con los brazos abiertos y los ojos cerrados pensando que el mundo no se ha parado ni un momento, llega la noche, luego el día…, jugar al 21 y media apostando cigarrillos, reír porque nos arrastra la corriente en la orilla, soñar, gritar, vivir. Ella dirá lo que quiera, pero esto no es una tortura, comerse la cabeza a veces no es más que andar con un punto de ventaja.

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