La felicidad tiene la misma concistencia que una pompa de jabón, la misma luz y el mismo color. La felicidad es aquel preciso momento en el que la pompa se forma y flota en dirección al cielo para que a los diez minutos explote y se pierda en el aire a mitad de camino. La felicidad es como muchas pompas de jabón, igual de sensible, igual de fráfil, hay que protegerlas de todo aquel que quiera estallarlas.
Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo
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