Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo

domingo, 1 de mayo de 2011

Historias de una vida entera




Normalmente suelo hablar de momentos, segundos y minutos que representan tanto, que son pequeños pero que lo cambian todo, me parece maravillosa esa capacidad del tiempo. Pero esta vez no, esta vez me toca hablar de una vida, de una vida entera y de una persona en concreto que ha hecho todos esos segundos, minutos y años posibles.
Es cuestión de aguantar los llantos y pensar que los compensan las sonrisas, cuestión de apoyo, de dar un valor a estas palabras que en un principio no significaban nada. Cuestión de adaptar una vida hecha para una persona y convertirla en una habitación para dos, llena de muñecas, canciones y sueños por cumplir que se quedaron a la mitad. Por que se quedaron muchos biberones a medias, las chupas se perdieron en el tiempo y los trajecitos se guardaron en cajas y cajas, después desaparecieron las muñecas y poco a poco todo, pero ella siguió allí y yo con ella, porque es imposible no estarlo.
Y siempre, siempre así, entre cambios las dos porque la vida es eso, un conjunto de cambios constante. Y así como dos desconocidas que se conocen demasiado andamos y desandamos caminos y ahora estamos aquí, mirando al futuro y al pasado y solo me queda una conclusión de toda esta nuestra historia: gracias, mamá, simplemente gracias por esta vida.

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