Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo

martes, 24 de abril de 2012

Eme cuando se acabe este rock, cuando cometa un crimen, cuando nos queme la anvisión




Me partí en mil pedazos, se podían ver huesos, arterias, venas, era desagradable. Con una pistola de psilicona me cogieron y me recompusieron para que no fuera violento mirarme y ver como el cigarro me consumía en horas muertas de pensamientos de los que ya no me acuerdo, pero no por el tiempo si no por miedo a pensarlo. El vodka con lima fue la lisipaina de los pensamientos amargos para que no me mareasen con sus gilipolleces. Escribía poesía cuando yo soy más de prosa y me crei que la culpa pesa un kilo más para que el parte. Ahora que las pesadillas han dejado de quitarme la sábana y las veo salir haciendo piruetas por la ventana que da al patio, me despido sonriendo mientras fumo en la encimera de la cocina. Baje el cañón de la pistola que hasta hace poco apuntaba a mis sesos  y las apunte a ellas, a las pesadillas, bajo la amenaza de que si volvían no me importaría apretar el gatillo, pero esta vez contra el miedo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales