Si pasee alguna vez por un camino de dientes de león
y pensé
en millones de deseos por cumplir te ruego que me perdones.
Alguna vez alguien
cuido de aquel jardín de rosas sin importarle las espinas.
Yo se que soñar es
gratis pero al final puede salir muy caro
y también sé que si cultivas rosas
corres el riesgo de picarte: pero
los corazones sanos son más aburridos que los
rotos,
mejor caerse por el precipicio que fingir que el horizonte no existe
y
te vuelvo a prometer que desde el lugar más alto de Madrid se puede escuchar el
mar.
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