Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo

lunes, 8 de agosto de 2011

“Quizás seas tú, quizá el control, quizás el fruto de un reventón, quizás lo perro que me vuelvo por la noche, quizás sea yo, quizás el temor...





Le ame y en otras palabras de des- ame aún más de lo que se puede considerar que esta compensado. Fue como una ida y venida de sentimientos contrarios, una lavada de cerebro para poder llenarlo de nuevas opiniones que eclipsaran la suya, siempre tan presente. Fue un cúmulo de desperdicios que fui reciclando poco a poco, una caja por recuerdo, un recuerdo por caja, pero no pude salvarlos a todos porque las fuerzas me flaqueaban, así me despedí de los detalles y de muchas de sus sonrisas y miradas y poco a poco fui vaciando cajas para irlas rellenando con cosas que con el tiempo adquieren más valor. Desate remolinos de viento de donde no alcanzaba a haber más que una simple tormenta, te miré desde universos paralelos ya que desde este no me estaba permitido mirarte, cree mi propia constitución poniendo como primera ley la libertad que me tomaba al simplificar todo en nada. Arranque pasión de donde no quedaban más que restos, apunté en cada paso una fecha diferente hasta olvidar las verdaderamente importantes, cree distancias a base de fronteras que no sirvieron de nada, volé, salté, reí, lloré, le vi crecer de lejos y de cerca, me volví agua, agua para soportar recipientes, agua para soportar todo, agua como aquella canción. Agua, porque cuando uno quiere beber pero el agua no está cerca, cuando uno tiene sed y el agua no está cerca, no nos queda otra que buscarla, buscarla y rebuscarla, y allá lo tienes: la vida y sus insensateces. Estaba claro que no podíamos ser agua, pero puede que nos guste más tener los pies en la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales