Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo

domingo, 13 de noviembre de 2011

Reflexión de dos horas sobre la vida en general y sobre ti en particular (parte III)








En el cajón de la derecha sigue tu taza de hakuna matata que no ha vuelto a salir de allí desde aquel domingo por la mañana. Lo mismo pasa con tus Chocapic… Me da miedo tirarlo todo y mandarlo a la mierda y eso que ya han pasado dos meses.
He adquirido la manía de extender el brazo por el lado izquierdo de la cama buscándote, esperando para oírte respirar fuerte por las noches, el otro día me descubrí dándole un manotazo a tu almohada y diciéndote “Daniel estás roncando”, ya no sé si es que me estoy volviendo loca o es que ya echo de menos has tus manías y defectos más absurdos. Echo de menos oír el futbol en la tele los fines de semana y verte con los auriculares puestos escuchando la radio mientras, que no te guste ver el telediario y que cada vez que lo pongo me hicieras competencia con the kiss desde la habitación. Quiero que vuelvas al lado izquierdo de la cama.
Ante todo ahora mismo quiero que me recuerdes el por qué esta casa, normalmente, no es tan fría en invierno y que no quieras encender el calefactor porque pienses que el frio es la manera que tiene el invierno de unir a las personas. Este invierno esta siendo el más frío de todos, que ironía ¿no te parece?
Se me olvidaba… Me metí en mi correo el lunes, desde que te fuiste no me había metido, no por nada en especial si no porque ya sabes que nunca me meto, y ya sé dónde estás, veo que sigues teniendo la manía de poner mi correo en vez del tuyo. Puede que fuera sin querer o queriendo, yo simplemente he empezado a desconocerte.
Daniel espero que si vuelves algún día te acuerdes de traerme un jersey a rayas que el mío ya sabes que se me perdió. Un beso desde España.

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