Un secreto vale lo que aquello de quienes tenemos que guardarlo

sábado, 25 de febrero de 2012

El equilibrio es imposible cuando vienes y me hablas de nosotros dos









Y todo empezó en ese bar de neones gastados, neones verdes que le daban a todo un aire entre barato y con tendencia al sexo caro. Se oía de fondo “for your precios love”, era mi cuarto cigarro y mi segundo whiskie, la luz entraba por el cristal y creaba dibujos en la barra de madera, la butaca chirriaba y Toni, el camarero de todas las noches, me analizaba con la mirada.

- ¿Otra vez?
- Toni, la vida a veces es así porque sí, otra vez, sí, pero esta vez ha sido en sueños.
- Dicen que los borrachos no sueñan.
- Pues emborráchame esta noche.
- Será un placer, Daniel… un placer.

Me rellenó el vaso de nuevo. Paris sonaba triste esa noche, como si de pronto el amor y la literatura que me habían llevado a allí se hubieran parado. Lo raro fue que no lloviera, ¿Por qué no llovió verdad? La lluvia te la guardaste tú en tus lágrimas. No desesperes, ya apareces en la historia.

- El tema me deprime.
- Es lunes, hoy toca música tranquila.
- Puede que la tranquilidad sea el problema.
- Cuénteme una historia, Daniel.
- Elija al personaje.
- Esa chica de allí, la del traje rojo y la sonrisa de mentira.

1 comentario:

  1. Queridos seguidores de este increible blog,
    la autora de todas las entradas es mi mejor amiga y os voy a contar un secreto.
    La capacidad que tiene el Daniel de este relato, la de inventarse una historia simplemente con un objeto cotidiano, tambien la tiene ella.
    Es una cualidad magica, y nos ha hecho pasar momentos increibles.

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